María Mirtha Gutiérrez González
Periódicamente están saliendo en los medios de comunicación acciones
incomprensibles en un Estado de Derecho, como se supone que es nuestro
país; acciones perpetradas por la Dirección de l Hotel de la
Reconquista, secundadas por cuatro esbirros y consentidas por el
Principado de Asturias, que ha concedido la gestión del Hotel de la
Reconquista a la actual gestora, empresa Hotusa, con su director al
frente, D. José María Barrán. No entro a valorar la arbitrariedad de los
más de veinte despidos realizados hasta ahora.
Pero lo que parece
evidente es que van a por los miembros del comité de empresa, ya que no
les interesa que los trabajadores tengan una representación sindical,
que legalmente les pertenece y que veía por los intereses de sus
compañeros y por la continuidad de una empresa a la que han servido y
sirven con dedicación y hasta con cariño, por ser lo que es y lo que
representa.
Colma la paciencia de cualquier observador el hecho de que en el
despido de la presidenta del comité de empresa, Raquel Agüeros, usen
como argumento que es una “peligrosa comunista”. No sé si alguna vez
llegó al hotel con una metralleta y una bomba. Creo que su peligrosidad
no debe llegar a tanto. Pero sí recomiendo a la dirección del hotel, a
sus esbirros y al Principado de Asturias, que se lean los artículos de
nuestra constitución, artículos 14, 15, 16 y 17. Por si no los han leído
nunca, o tienen la memoria frágil, les recuerdo algunos incisos:
Del artículo 14: los españoles son iguales ante la ley, sin que
pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza,
sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social.
Del artículo 15: todos tienen derecho a la vida y a la integridad
física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura
ni a penas o tratos inhumanos o degradantes.
Del artículo 16: se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de
culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus
manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden
público protegido por la ley. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre
su ideología, religión o creencias.
Del artículo 17: toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad.
Por favor, señores: tomen nota. La época de los señores feudales y de la esclavitud ha pasado.
María Mirtha Gutiérrez González, Oviedo
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