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sábado, 30 de abril de 2016

El Supremo condena a 9.000 euros al Tribunal de Cuentas por un enchufe

El alto tribunal revela "desviación de poder" e irregularidades en la convocatoria de un plaza con nivel 30 para el hermano del vicepresidente

 Madrid

 
 El Tribunal Supremo ha dictado una sentencia en la que anula una convocatoria y condena a pagar 9.000 euros en costas al Tribunal de Cuentas por un asunto relacionado con el nombramiento/enchufe del hermano del actual vicepresidente, Javier Medina. La sentencia tacha de “desviación de poder” distintas resoluciones dictadas por este organismo tendentes a crear una plaza y nombrar para ella en comisión de servicio (como subdirector técnico y con nivel 30, el máximo) a Enrique Medina, hermano del número dos del organismo fiscalizador.
 
La sentencia, dictada por el expresidente de la Sala de lo Contencioso del Supremo José Manuel Sieira, se muestra muy crítica con las irregularidades que cometieron tanto el presidente, Ramón Álvarez de Miranda, como el pleno del tribunal para que esa plaza la ocupara, frente a otros aspirantes, el hermano de Javier Medina, actual presidente de la Sección de Fiscalización del órgano que debe velar porque las administraciones públicas cumplan la ley y destinen el dinero a los fines previstos. El alto tribunal recuerda cómo el Tribunal de Cuentas cambió las bases de la convocatoria, una vez publicadas, para ajustarla al perfil de Enrique Medina. Como no sabía inglés, por ejemplo, el tribunal eliminó este requisito argumentando que se había producido un error en las bases de la convocatoria, entre otras irregularidades.

Tales irregularidades fueron denunciadas ante el Tribunal Supremo por Fernando Clemente, funcionario del órgano fiscalizador, y el mismo que también recurrió hace años ante el alto tribunal, con éxito, un ascenso que afectaba a una hermana del exdiputado socialista y exconsejero del Tribunal de Cuentas Ciriaco de Vicente.


En junio de 2014, EL PAÍS publicó varias informaciones donde denunciaba que al menos un centenar de trabajadores de los algo más de 600 que hay en el tribunal tienen lazos de parentesco entre sí, con altos cargos de este organismo o con representantes sindicales. Obligado por los partidos políticos tras saltar el escándalo, el presidente Álvarez de Miranda, quien tiene a una cuñada y a un sobrino trabajando en el tribunal, tuvo que comparecer en el Congreso de los Diputados el 8 de julio de 2014 para explicar el nepotismo que anidaba dentro. Y allí anunció una batería de medidas de transparencia; entre ellas, dijo que sometería al organismo a una fiscalización por parte del Tribunal de Cuentas de Europa. Tras varios meses de trabajo, esta institución internacional presentó su informe y en él eludía hablar de nepotismo y se limitaba a indicar que debía haber un mayor control en las oposiciones internas.

Enrique Medina dejó hace meses el Tribunal de Cuentas y ahora trabaja en Mercasa, organismo público. Su hermano Javier sigue de número dos, detrás del presidente Álvarez de Miranda. En julio del año pasado, meses después del escándalo, el presidente fue respaldado expresamente por la secretaria general del PP para que continuase en el cargo. Tocaba el turno de renovar la presidencia y Cospedal se reunió en un hotel de Madrid con seis de los siete consejeros del tribunal elegidos por el PP (no fue avisado para la reunión Manuel Aznar, hermano del expresidente del Gobierno) y les instó a que usasen la mayoría de votos que tienen en este organismo y votasen para otros tres años como presidente a Álvarez de Miranda. Algunos consejeros del PP no querían que este siguiese al frente del tribunal, pero se mostraron disciplinados ante Cospedal, que alegó que era lo que quería el presidente Mariano Rajoy.

La continuación de Álvarez de Miranda conllevó también que siguiese como número dos del tribunal Javier Medina, quien, aparte de su hermano Enrique (que ahora trabaja para Mercasa y cuyo nombramiento ha anulado ahora el Tribunal Supremo), tiene en el Tribunal de Cuentas a su esposa, a su hermana y a una pariente de su esposa. Y no es el único alto cargo que acumula parientes dentro de la institución.
investigacion@elpais.es

 

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