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jueves, 13 de mayo de 2010

NUEVO VARAPALO JUDICIAL. ANULADO EL CONCURSO DE MÉRITOS DE JEFATURAS DE SECCIÓN Y PUESTOS EQUIVALENTES EN LA ADMINISTRACIÓN DEL PRINCIPADO


Las bases del concurso de méritos para proveer plazas de funcionario iguala la puntuación, en concepto de méritos específicos, a los funcionarios que llevasen ocupando una plaza en comisión de servicio 1 año con respecto a aquéllos que pudiesen acreditar una experiencia de 20 o 30 años. ¿Increíble?.


¡Pues no!.


Así figuraba en una base del concurso de méritos convocado en la Administración del Principado de Asturias para plazas de jefaturas de sección y otros puestos equivalentes, ahora anulada a instancias de USIPA por la Sentencia dictada el pasado 11 de mayo por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 4 de Oviedo.


La base anulada, establecía lo siguiente:


“Sólo serán tomados en consideración los méritos específicos relacionados como anexo IV a la presente convocatoria. Para la valoración de este apartado serán considerados únicamente los adquiridos en el desempeño de puestos de trabajo al servicio de cualquier Pública con posterioridad al 1 de enero de 1999, con el límite máximo de un año (…)”.


Este sistema privilegiaba a aquéllos funcionarios que estaban ocupando las plazas en “comisión de servicio”, procedimiento utilizado para colocar discrecionalmente al personal funcionario que se desee en un determinado puesto, dado que no es objeto de publicidad ni de ningún proceso competitivo al que puedan presentarse los funcionarios que pudiesen desear optar por la plaza.


Hay que aclarar que la legislación establece que el sistema de concurso de méritos debe ser el sistema ordinario de provisión de puestos de trabajo del personal funcionario y la comisión de servicio el sistema excepcional cuyo desempeño no puede durar más de un año.


Sin embargo, la Administración autonómica actúa justamente al revés; en nuestra Administración asturiana el sistema ordinario de provisión de puestos de trabajo de puestos no singularizados es la opaca y discrecional “comisión de servicios”, mientras que el concurso de méritos –procedimiento que debe ser “ordinario”- es un raro acontecimiento que se repite, como máximo, cada ocho años (el último concurso de méritos de puestos equivalentes a secciones como el que se convocó por la Resolución afectada por la sentencia fue convocado en 2001).


Esta es la tercera anulación judicial consecutiva de un concurso de méritos: dos anulaciones de dos concursos de negociados consecutivas y, ahora, la del concurso de secciones.


Esperemos que el Gobierno ejecute esta sentencia que afecta a 332 puestos de trabajo y efectúe urgentemente una nueva convocatoria ajustada a la legalidad. Hacer lo que nos tiene acostumbrados; esto es, decir que va a recurrir la sentencia y seguir tramitando este proceso viciado adjudicando las plazas como si nada hubiese ocurrido sería emprender una huida alocada hacia adelante que afectaría a muchos empleados.


Descargar la sentencia


Enlace de interés: Anulado por segunda vez consecutiva el concurso de jefaturas de negociado en el Principado de Asturias.



3 comentarios:

  1. Otra más de Migoya & Co. ¿Hasta cuando tenemos que seguir aguantando esta insumisión judicial y esta tomadura de pelo en materia de personal?
    Y las que les queden con lo de la Carrera...

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  2. ¡Empleados públicos, unidos!
    ¡Nada de huelga testimonial para que encima nos descuenten más dinero! Hay que actuar para ayudar al país y para obligar a los políticos a comportarse como realmente deben. Un medio es crear una página web o un blog donde los empleados públicos puedan enviar información detallada (¡ojo! no confidencial, sino partidas públicas) donde se recojan todos los excesos y gastos superfluos que realizan las distintas administraciones. Conforme se vaya cotejando la veracidad de la partida correspondiente sumar la cantidad y tener periódicamente informada a la prensa.
    Ejemplos:
    Cargos de confianza sin mayor mérito que ser fieles al partido de turno.
    Coste de las comidas o agasajos que se derrochan en cualquier presentación oficial.
    Cantidades destinadas a publicidad innecesaria (carteles, anuncios, etc. donde se indica inútilmente que administración hace la obra cuando el usuario lo único que quiere es la infraestructura).
    Contratos por cantidades mucho más elevadas que una tasación normal y sin concurso público.
    Encargo de informes sin ningún sentido.
    Viajes de políticos a ferias o muestras como FITUR cuando los únicos que deben ir para promocionar el territorio son profesionales.
    Partidas de gasto de televisiones y radios autonómicas, locales y estatales en programas no culturales ni de interés general (aquí la idea sería presionar para reducir el número y que se dediquen de verdad sólo a emitir programas de bien común, porque para lo otro ya están las privadas), especificando los coste y los sobrecostes por compra de programas a sociedades afines mientras tienen infrautilizados los equipos propios
    Partidas que bajo el sacrosanto paraguas de ayudas al desarrollo o asuntos sociales tienen más bien que ver con sufragar grupos de dudosa utilidad social....
    Y podríamos seguir con un largo etcétera. No creo que sea una tontería. Internet puede suponer un revulsivo a la hora de afrontar los conflictos. Si conoces a algún funcionario que se pueda ocupar de la parte técnica de la página, sólo hace falta el boca a boca (más bien emilio a emilio) a todos los empleados públicos que creas que puedan conocer con pleno conocimiento esos datos. Por lo menos hay que intentarlo, porque si no el año que viene, seguirá el despilfarro de miles de millones (sí, miles de millones y si este invento funciona lo comprobaremos) y en vez del cinco por ciento puede que sea el quince o el veinte. ¡Ánimo! Nada de ¡a las barricadas! ¡a la banda ancha!

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  3. Hola de nuevo:
    Después de la parrafada de ayer sé que algunos a los que mandé ayer el mensaje pensarán que es fruto del cabreo colectivo y que la propuesta no servirá de nada. Yo insisto, pues creo que realmente éste puede ser un sistema que cambie la forma de relacionarse administradores y administrados y lo trataré de explicar (lo más brevemente posible) con un ejemplo:
    Imagínate una página web llamada "Transparencia" "Democracia Virtual" o como se quiera que esté organizada al estilo de las páginas del tiempo.es, es decir con un mapa donde puedas pinchar por CCAA, provincias o municipios y que en cada uno aparezcan las partidas superfluas que planteábamos ayer. Si yo por ejemplo pincho en el ayuntamiento de XXX y aparecen: dinero que se ha gastado en la comida de tal día, dinero que emplearon en el viaje tal (número de participantes, alojamientos, etcétera) estoy seguro que conforme se consolide la página los políticos harán muchos menos gastos de ese tipo, aunque sólo sea porque la gente pueda empezar a dejar de votarlos.
    Si algo positivo podemos extraer de esta crisis es que por primera vez podemos empezar a cambiar el concepto de que esos gastos me dan igual porque paga el "Estado" a que a la gente les duela cómo se están gastando su dinero.
    Esto pedagógicamente se transmite fácilmente con supuestos (que en principio te tacharían demagógicamente de insensible pero que cuando se ve detenidamente es todo lo contrario) como éste:
    Yo, concejal o consejero guay, me llevo a unos abuelitos de excursión y además les doy de comer, y además les hago regalos. ¿Quién puede estar en contra de esta medida para nuestros mayores que se lo merecen todo? Pues así en abstracto imagino que nadie. Pero, si para llevar a cabo ese acto hay que congelarle la paga tanto a los que van de excursión, como los que no pueden o no quieren o hay que reducir las partidas de atención sanitaria o hay que establecer el copago de medicinas a los pensionistas , ¿estarían ya todos de acuerdo?
    La idea no es que no se hagan actuaciones de este tipo (todo lo contrario e insisto que pongo un caso que yo considero de los más justificados) sino que se racionalicen. Que si un día hay un teatro, pues se lleva al teatro pero, si el horario es prudente, ¿Por qué no se pueden volver a la residencia o a sus casas sin necesidad de darle una cena? Puede que ese exceso les suponga la merma de sus ingresos. ¿Y para qué? ¿Para que el preboste de turno se rodee de todos ellos diciendo lo bueno que es? Todo esto ya está inventando y se llama caciquismo y clientelismo.
    Frente a revivales de costumbres casposas adoptemos nuevas formas combatirlos. Esto es de verdad progresismo. La lucha, independientemente de las ideologías de izquierdas o derechas, por los intereses colectivos como ciudadanos que somos. Y termino ya que parece un mitín.
    De verdad, intentad transmitir este intento porque tenemos mucho que ganar y, en el peor de los casos, sólo un poco de tiempo que perder.

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